Capsulitis adhesiva u "hombro congelado": síntomas, fases y tratamiento eficaz
- Alvaro Rodriguez Franco
- 2 jul
- 4 Min. de lectura
Basado en: Kelley MJ, Shaffer MA, Kuhn JE, et al. Shoulder Pain and Mobility Deficits: Adhesive Capsulitis. Clinical Practice Guideline. J Orthop Sports Phys Ther. 2013;43(5):A1–A31. doi:10.2519/jospt.2013.0302
¿Tienes dolor en el hombro y cada vez te cuesta más moverlo? Podrías estar ante una capsulitis adhesiva. Esta patología, también conocida como "hombro congelado", puede afectar seriamente tu día a día si no se aborda correctamente.
En esta entrada analizamos en detalle qué es, cómo evoluciona y cuál es el tratamiento más eficaz, basándonos en las guías clínicas de la Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy (JOSPT).

¿Qué es la capsulitis adhesiva?
La capsulitis adhesiva es una inflamación progresiva de la cápsula del hombro, que se vuelve rígida y espesa. Esto genera dolor constante y una pérdida importante de movilidad, tanto activa (cuando mueves el brazo tú mismo) como pasiva (cuando alguien más intenta moverlo por ti).
A medida que avanza, las fibras capsulares se "pegan" o fibrosan, impidiendo movimientos como levantar el brazo, vestirte cómodamente, peinarte o incluso dormir de lado.
De hecho, se le llama igualmente hombro congelado, ya que la articulación literalmente pierde su capacidad de moverse con libertad. No es solo dolor: es como si el hombro se congelara progresivamente, bloqueando tus gestos más simples.
¿Quién tiene más riesgo de padecerla?
Esta condición es más común en:
Personas entre 40 y 65 años.
Mujeres.
Personas con diabetes o hipotiroidismo.
Personas que han tenido una inmovilización prolongada (tras cirugías, fracturas o reposo excesivo).
Pacientes con antecedentes en el otro hombro.
¿Cuáles son los síntomas principales?
El síntoma más característico es un dolor profundo y persistente en el hombro, que puede presentarse incluso en reposo o durante la noche, dificultando el descanso. A medida que la condición avanza, aparece una pérdida progresiva de movilidad en varias direcciones, como la abducción (levantar el brazo hacia el lado), la rotación externa (girar el brazo hacia fuera) y la rotación interna (como al abrocharse el sujetador o rascarse la espalda). Todo esto se traduce en una notable dificultad para realizar tareas cotidianas como vestirse, alcanzar objetos, peinarse o dormir de lado. La sensación constante es de rigidez y bloqueo articular, que limita seriamente la funcionalidad del hombro en el día a día.
Fases de la capsulitis adhesiva
La enfermedad pasa por 4 fases clínicas:
1. Fase dolorosa (0–3 meses)
Dolor intenso y difuso, incluso en reposo
Movilidad conservada, pero con molestias en los extremos del rango
2. Fase de congelación (3–9 meses)
Aumento progresivo de la rigidez
El dolor persiste, sobre todo en la noche y al intentar mover el hombro
3. Fase congelada (9–15 meses)
Disminuye el dolor
El hombro permanece rígido y la movilidad está muy limitada
4. Fase de recuperación (15–24 meses)
Mejora lenta de la movilidad
Algunas limitaciones pueden mantenerse si no se interviene adecuadamente

¿Cómo se diagnostica?
No se necesita una prueba específica: el diagnóstico es clínico. Es decir, lo realiza el fisioterapeuta o médico a partir de tus síntomas y una exploración física.
La prueba más clara es la pérdida de rotación externa (cuando no puedes girar el brazo hacia fuera) combinada con dolor y pérdida funcional.
También se pueden usar escalas como:
SPADI (Shoulder Pain and Disability Index): evalúa el dolor y la limitación funcional en actividades diarias mediante un cuestionario de 13 ítems.
DASH (Disabilities of the Arm, Shoulder and Hand): mide la función y los síntomas del miembro superior en general, útil cuando hay otras afecciones asociadas.
ASES (American Shoulder and Elbow Surgeons Scale): combina la valoración del paciente con la evaluación del profesional para tener una visión global del estado funcional del hombro.
Tratamiento eficaz basado en evidencia científica
El tratamiento depende de la fase en la que se encuentra el paciente y del nivel de irritabilidad (es decir, cuánto dolor produce el movimiento):
1. Infiltraciones de corticoides: recomendadas en fases iniciales, ayudan a controlar el dolor.
2. Ejercicio terapéutico individualizado de intensidad adaptada:
Fase dolorosa: ejercicios suaves de movilidad, sin provocar más dolor
Fase congelada: estiramientos progresivos y controlados
Fase de recuperación: ejercicios activos de fuerza, coordinación y amplitud
3. Movilizaciones manuales y técnicas específicas: el fisioterapeuta puede aplicar técnicas de movilización de la cápsula y reeducación neuromuscular para recuperar patrones normales de movimiento.
4. Educación del paciente: explicar el proceso, la duración y los objetivos es fundamental para reducir ansiedad y mejorar la adherencia.
5. Otras técnicas: recientemente se están utilizando técnicas de discriminación táctil, ingeniería motora y terapias espejo.

Preguntas frecuentes sobre el hombro congelado
¿Se cura solo el hombro congelado?
En algunos casos sí, pero el proceso puede durar hasta 2 años. La fisioterapia acelera y mejora la recuperación funcional.
¿Es necesario operarse?
No en la mayoría de los casos. Solo en casos graves y resistentes se recurre a cirugía o manipulación bajo anestesia.
¿Qué pasa si no lo trato?
Puede cronificarse y dejar secuelas funcionales importantes. Además, el dolor puede extenderse a cuello y espalda por compensaciones.
¿Qué ejercicios puedo hacer?
Dependerá de tu fase, pero se suelen recomendar ejercicios de movilidad
torácica, cervical y del propio complejo del hombro, integrado con terapias
más activas donde se introduzcan isométricos y avanzando a terapias
como la imaginería motora, terapias espejo y realidad virtual.
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