Lesiones del LCA en niños y adolescentes: ¿cómo abordarlas con seguridad y evidencia?
- Alvaro Rodriguez Franco
- 23 jul
- 3 Min. de lectura
Basado en Ardern CL, et al. 2018 International Olympic Committee Consensus Statement on Prevention, Diagnosis, and Management of Pediatric ACL Injuries. Orthopaedic Journal of Sports Medicine. 2018;6(3):2325967118759953.
El tratamiento, diagnóstico y rehabilitación en menores de edad no puede simplemente replicar lo que hacemos con adultos. Según el Comité Olímpico Internacional (IOC), hay aspectos clínicos, quirúrgicos y éticos específicos que deben tenerse en cuenta para proteger el crecimiento y el futuro del joven deportista.

¿Por qué son tan delicadas las lesiones del LCA en población pediátrica?
Porque hablamos de rodillas aún en desarrollo. Un niño con una lesión de LCA mal
gestionada puede enfrentarse a:
Inestabilidad crónica
Riesgo de daño meniscal o condral
Crecimiento asimétrico (si se daña la fisis o placa de crecimiento)
Mayor probabilidad de artrosis temprana

Además, decidir el tratamiento adecuado implica coordinar expectativas entre padres,
niños, entrenadores y sanitarios.
¿Cómo se pueden prevenir estas lesiones?
Los programas de prevención son la herramienta más eficaz y están bien establecidos en deportes pivotantes (fútbol, balonmano...). El programa FIFA 11+ Kids, adaptado a menores, ha demostrado reducir en más del 50% el riesgo de lesiones en extremidades inferiores. El entrenamiento debe incluir:
Técnicas de caída
Agilidad y equilibrio
Fuerza y control neuromuscular
Educación a entrenadores y niños

La clave es integrarlos en las sesiones de entrenamiento al menos 2-3 veces por semana.
¿Cómo se diagnostica una rotura del LCA en niños?
El diagnóstico es más complejo que en adultos debido a la laxitud fisiológica de las articulaciones, la dificultad de comunicación en niños pequeños y las variantes normales del desarrollo que pueden confundir en la resonancia.
Se debe comenzar con una radiografía simple para descartar fracturas, y recurrir a la resonancia cuando haya sospecha clínica (inflamación, bloqueo, inestabilidad).
Opciones de tratamiento: ¿operar o no?
El artículo en el que basamos esta información propone dos caminos, ambos válidos y seguros si se siguen protocolos rigurosos:
1. Tratamiento conservador con rehabilitación de alta calidad:
Recomendado para niños sin lesiones meniscales ni inestabilidad repetida. Puede evitar
complicaciones quirúrgicas sobre el cartílago de crecimiento. Es ideal cuando se puede
retrasar la cirugía hasta la madurez ósea.
2. Reconstrucción quirúrgica del LCA + rehabilitación
Indicado en:
Niños con lesiones meniscales o condral asociadas
Episodios repetidos de fallo articular
Limitación inaceptable para realizar actividades físicas
La técnica quirúrgica debe adaptarse a la edad ósea del paciente para evitar afectar su
crecimiento.
La rehabilitación: el corazón del tratamiento
La fisioterapia debe ser personalizada, progresiva y supervisada. Los niños no son adultos en miniatura, por lo que requieren ejercicios lúdicos, acompañamiento familiar y criterios de progresión adaptados. La educación del entorno (niño, padres, entrenadores) es esencial para el éxito del tratamiento.
Consideraciones éticas y toma de decisiones compartida
El artículo destaca la importancia de que el niño participe en las decisiones según su grado de madurez. Los fisioterapeutas y médicos deben actuar como mediadores y proteger el interés del menor, no solo los objetivos deportivos a corto plazo.
Preguntas frecuentes
¿Puede un niño con LCA roto no operarse?
Sí, si no hay inestabilidad ni daño asociado. Con una buena fisioterapia se puede lograr
una rodilla funcional.
¿Es peligroso operar si aún está creciendo?
No necesariamente. Hay técnicas quirúrgicas que respetan el cartílago de crecimiento si
el profesional tiene experiencia en pacientes pediátricos.
¿Cuándo puede volver a hacer deporte?
Entre los 9 y 12 meses después de la cirugía, si ha superado los test de fuerza, simetría y
confianza. En tratamiento conservador, puede variar más.