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Tratamiento conservador del LCA: ¿Influye la edad en la curación?

Basado en Ihara H, Kawano T. Influence of age on the healing capability of acute anterior cruciate ligament tears evaluated by magnetic resonance imaging. J Orthop Sci. 2016;21(4):550–555. doi:10.1016/j.jos.2016.03.001

Seguimos explorando alternativas a la cirugía del LCA: ahora, el factor edad


Hace unas semanas, compartimos en nuestro blog una entrada sobre el innovador protocolo Cross Bracing (CBP), que permite la curación espontánea del LCA sin cirugía en casos seleccionados. Si aún no la has leído, te recomendamos empezar por esa publicación para conocer cómo, en determinadas condiciones, el cuerpo puede regenerar esta estructura clave de la rodilla.


Hoy ampliamos esa información con un enfoque complementario: ¿Cómo influye la edad en la capacidad del LCA para curarse por sí solo? Un estudio clínico con más de 100 pacientes nos ayuda a entender en qué perfiles el tratamiento conservador puede ser más eficaz.




Evidencia científica: ¿Qué reveló el estudio sobre edad y recuperación del LCA?



El estudio, realizado con 102 pacientes con rotura aguda de LCA tratados sin cirugía, evaluó la evolución clínica mediante resonancia magnética durante un periodo de seguimiento de entre 6 y 12 meses. Los resultados mostraron una diferencia significativa entre grupos de edad: mientras que solo un 30,8% de los menores de 20 años presentaron signos de buena curación ligamentosa, este porcentaje se elevó al 73% en los mayores de 20 años.



Además, los autores observaron que las roturas en pacientes jóvenes tendían a ser más graves desde el inicio, con un mayor número de lesiones clasificadas como tipo III o IV.


Esta clasificación hace referencia al grado de desplazamiento del ligamento roto observado en la resonancia magnética:

  • Los desgarros tipo I y II son más parciales y mantienen cierta continuidad estructural,.

  • Los tipo III y IV presentan mayor separación o retracción del ligamento, lo que dificulta su curación espontánea. Esto indicaría no solo una menor probabilidad de curación espontánea, sino también una posible necesidad de intervención quirúrgica más frecuente en este grupo


La resonancia magnética inicial se clasificó en cuatro tipos según el grado de lesión, desde el tipo I para lesiones leves hasta el tipo IV para lesiones graves. Imagen adaptada del estudio de Ihara H. y Kawano T. (2016). Journal of Orthopaedic Science
La resonancia magnética inicial se clasificó en cuatro tipos según el grado de lesión, desde el tipo I para lesiones leves hasta el tipo IV para lesiones graves. Imagen adaptada del estudio de Ihara H. y Kawano T. (2016). Journal of Orthopaedic Science

Por qué los jóvenes tienen más complicaciones en la curación del LCA


Podría parecer contradictorio, pero la investigación sugiere que, a pesar de contar con un sistema de reparación biológicamente más activo, los pacientes jóvenes presentan ciertos factores que dificultan la recuperación sin cirugía:


  1. ALTA DEMANDA FUNCIONAL Y EXPOSICIÓN DEPORTIVA:

    • Los jóvenes suelen practicar deportes de alto riesgo (fútbol, baloncesto, rugby), lo que incrementa la carga sobre la rodilla lesionada y la probabilidad de recaídas o fallos del injerto.

    • Ref: Webster & Hewett, 2018; Wiggins et al., 2016.


  1. MAYOR TASA DE ROTURAS DEL INJERTO (GRAFT FAILURE):

    • Se ha demostrado que los adolescentes tienen una probabilidad 3 a 6 veces mayor de sufrir una nueva rotura del LCA operado comparado con adultos.

    • Esto puede deberse a una combinación de factores: mayor actividad, menor adherencia a protocolos de readaptación y características biomecánicas.

    • Ref: Kaeding et al., 2017; Webster et al., 2016.


  1. MADURACIÓN NEUROMUSCULAR INCOMPLETA:

    • Los patrones de movimiento en jóvenes no están completamente optimizados: menos control motor, mayor valgo dinámico y retraso en la activación muscular protectora (como isquiotibiales).

    • Esto puede aumentar el riesgo de lesión secundaria tanto en la rodilla lesionada como en la contralateral.

    • Ref: Myer et al., 2013; DiStefano et al., 2009.


  1. FACTORES PSICOSOCIALES:

    • Mayor presión social y deportiva para volver a competir.

    • Subestimación del riesgo de recaída o falta de percepción del peligro.

    • Ref: Ardern et al., 2014.


A esto se suma que, estructuralmente, el tejido ligamentoso joven puede responder de forma diferente al trauma, y que los desgarros más desplazados (como los tipo III o IV) reducen las probabilidades de que el ligamento vuelva a unirse y cicatrice de forma efectiva. Es decir, aunque el potencial biológico es alto, las condiciones iniciales de la lesión suelen ser más desfavorables en los menores de 20 años.


Claves para elegir tratamiento según la edad y tipo de rotura


Este estudio refuerza la idea que ya veníamos comentando en otras entradas del bolg, de que no existe un único tratamiento válido para todas las roturas del LCA. La decisión debe individualizarse teniendo en cuenta variables como la edad, el tipo de desgarro observado en la resonancia, la práctica deportiva, el nivel funcional del paciente y sus objetivos personales.


En personas adultas jóvenes o de mediana edad, con roturas tipo I o II (poco desplazadas), el tratamiento conservador puede ser una vía segura y efectiva. En cambio, en pacientes adolescentes o muy activos, especialmente si presentan lesiones graves, la cirugía sigue siendo una opción prioritaria para garantizar una recuperación completa y prevenir recaídas o inestabilidad crónica.


Preguntas frecuentes sobre el tratamiento conservador del LCA


¿Qué es un desgarro tipo I o II en el LCA?

Son roturas donde el ligamento se mantiene alineado y con continuidad parcial, lo que favorece la curación espontánea.


¿Cómo se mide la "buena recuperación"?

A través de resonancia magnética y pruebas de laxitud articular. La presencia de un ligamento visualmente continuo, con morfología normal y sin desplazamiento, se asocia a mejores resultados clínicos.


¿Qué papel juega la fisioterapia en estos casos?

Es fundamental. La rehabilitación adecuada —basada en control de carga, movilidad, fuerza y propiocepción— aumenta las posibilidades de éxito del tratamiento conservador.


 
 
 

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